La capacidad intelectual se debe a dos tipos de células, las neuronas y células gliales (células conectivas ramificadas). Las neuronas envían y reciben señales, mientras que las células gliales ofrecen combustible y apoyo. Estas células son únicas en tener dos ácidos grasos altamente insaturados, AA (acido araquidonico) y DHA (acido docoexadoenoico), abundantes en las membranas de sus células. El DHA es casi el doble de abundante que el AA, una indicación de su importancia en la función cerebral. Ambos ácidos grasos participan en la función neuronal, pero sus acciones varían en cada región del cerebro. Estamos empezando a desentrañar cómo estos ácidos grasos actúan en el cerebro.
Porqué AA y DHA?
Estos ácidos grasos confieren fluidez a las membranas celulares del cerebro, una cualidad que facilita la transferencia de sustancias dentro y fuera de las células. AA y DHA son un reservorio de proteínas para uso de la membrana. AA es la base para la fabricación de otras sustancias potentes, como las prostaglandinas, que ayudan a regular los vasos sanguíneos en el cerebro. DHA participa en la transmisión de señales celulares a lo largo de la membrana. Es, también, utilizada para fabricar otras sustancias, tales como neuroprotectina, una molécula que protege las células del cerebro contra la destrucción y promueve la supervivencia celular.
La retina del ojo, otra parte del sistema nervioso, tiene la mayor concentración de DHA que en cualquier otra parte del cuerpo. La retina contiene los fotorreceptores, neuronas especializadas que convierten la energía de la luz en señales químicas, que se transmiten al cerebro para su procesamiento como imágenes visuales. DHA es esencial para la señalización celular en la retina y la función visual óptima.
Comunicación Celular: AA y DHA ayudan en la comunicación entre las neuronas. Las sustancias llamadas neurotransmisores, que figuran en las terminaciones nerviosas, son descargadas de una neurona y recogidas por su célula objetivo. AA y DHA aumentan el número de paquetes de neurotransmisores y afectan su liberación. También pueden ser liberados de la membrana para estimular la actividad de ciertas proteínas de la membrana. A su vez, esto afecta la función celular. DHA parece fortalecer la comunicación entre las neuronas.
Donde recibe AA y DHA el cerebro: En la vida fetal, el cerebro adquiere estos ácidos grasos mediante la concentración de los de la circulación de la madre a través de la placenta. El feto prefiere firmemente estos ácidos grasos¨ ya hechos¨, en lugar de como precursores. El precursor de AA, el ácido linoleico, se puede convertir en AA con relativa facilidad. En contraste, menos del 5% de ácido alfa-linolénico, el precursor del DHA, se convierte en DHA. Más aun, los altos niveles de ácidos grasos poliinsaturados, incluyendo ácido alfa-linolénico, disminuye la conversión. Esto significa que simplemente consumiendo más ácido alfa-linolénico es más probable que reduzca la conversión de que la aumente.
Después del nacimiento, el bebé obtiene AA y DHA a partir de sus propias reservas de grasa corporal y de la leche materna o de fórmula infantil enriquecida. El contenido de AA de la leche materna es bastante similar entre las mujeres, pero el contenido de DHA varía ampliamente. El DHA se encuentra más alto en mujeres que consumen pescado con regularidad. Las madres que no comen ningún pescado tienen menos DHA en su leche. La mejor manera de aumentar el contenido de DHA de la leche materna es comer pescado u otras fuentes de DHA con regularidad, como el aceite de hígado de pescado.
La fórmula alimentaria común estándar para bebés no contiene ninguno de estos ácidos grasos. Sin embargo actualmente, muchos fabricantes de fórmulas infantiles añaden AA y DHA a su fórmula y lo promocionan en la etiqueta. Tiene sentido utilizar la fórmula enriquecida con DHA y AA en lugar de la fórmula sin suplementar.
Cuando hay demasiado poco DHA: Estudios en animales deficientes en omega-3, muestran que el contenido del cerebro es significativamente menor si el DHA no es parte de la dieta durante el embarazo. El DHA en la retina también está disminuido, y si no se restaura, la agudeza visual (la capacidad de discernir bien los detalles) es afectada. Otros aspectos del neurodesarrollo infantil, incluido el aprendizaje, también se puede retrasar o no ser óptimo cuando el DHA es insuficiente.
Cuando el DHA no está disponible, el organismo lo reemplaza con un sustituto de la clase omega-6 de ácidos grasos. Este ácido graso reemplazo mantiene la fluidez de la membrana celular, pero no puede sustituir a todas las funciones del DHA.
Varias condiciones clínicas en las personas se asocian a niveles sustancialmente más bajos de DHA y EPA y a veces de AA, en comparación con personas sanas. No se ha demostrado que la reducción de estos ácidos grasos son los responsables de los síntomas, pero la reposición de ellos está asociada con mejoras significativas en varios casos. Ejemplos de estas condiciones incluyen depresión, trastorno bipolar y el trastorno de déficit de atención con hiperactividad.