Una buena nutrición para la maternidad comienza antes de la concepción, proporcionando un buen comienzo para la madre y el bebé. Esto es especialmente cierto para los nutrientes, tales como los ácidos grasos esenciales, que están fuera de la visión normal de muchas mujeres y sus médicos. Dos ácidos grasos poliinsaturados, AA (Acido Araquidónico) y DHA (Docosahexaenoico), son elementos básicos de las células del cerebro, el sistema vascular, y otros tejidos.
El DHA se concentra en la retina del ojo y es importante para la función visual. También el DHA facilita la comunicación entre las células del cerebro, una función cerebral importante. El desarrollo del feto depende de la nutrición de la madre para obtener estos ácidos grasos. El suministro de la madre proviene de los alimentos que come y sus propios tejidos.
• El AA y DHA son vitales para la salud de la madre para apoyar el crecimiento de la placenta y el feto en desarrollo, mantener sus propios tejidos y producir sustancias como las prostaglandinas, que son importantes en el parto.
• AA y DHA para el feto: La madre tiene dos maneras de proporcionar AA y DHA para el feto. Una de ellas es fabricar a partir de ácidos grasos precursores y el otro es consumirlos en los alimentos. Para el caso del AA, cualquiera de las opciones parece suficiente. El cuerpo produce AA, -un acido de la serie omega 6-, a partir del ácido linoleico, el más abundante de ácidos grasos poliinsaturados en la dieta occidental. Carnes y pescados tienen algunos AA también. En los países occidentales, con su tipo de alimentación, hay abundancia de AA para el desarrollo saludable del feto y del niño pequeño.
• El DHA, un ácido graso omega-3, es más limitado por dos razones. Pocos alimentos que no sean pescados y mariscos contienen DHA y el consumo de pescado es muy bajo en muchos países occidentales. Las mujeres, por ejemplo, en los EE.UU. tienen uno de los menores consumos de pescado en el mundo. Las mujeres, especialmente las vegetarianas, que no comen pescado obtienen muy poco DHA y tienen menos en sus tejidos que las mujeres que consumen pescado. La buena noticia es que el DHA está cada vez más disponible a través de suplementos dietéticos y alimentos fortificados con omega-3.
La obtención de DHA a partir de su precursor: La segunda fuente de DHA es la conversión del precursor, el ácido alfa-linolénico, a DHA y EPA. Sin embargo, a diferencia de la formación de AA, estas conversiones son muy ineficaces, con un 3% o menos de tasa de conversión. Por esta razón, confiar en que únicamente el suministro de DHA se base en la conversión por parte del organismo del ácido alfa-linolénico, no puede garantizar las cantidades necesarias por el cerebro durante el desarrollo fetal. Las mejores fuentes alimenticias de ácido alfa-linolénico son la linaza, el aceite de canola, las nueces, y la soja.
El feto en desarrollo prefiere mucho más los ácidos grasos preformados AA y DHA que sus precursores. Los AA y DHA son ávidamente absorbidos por la placenta desde la circulación de la madre y se transmite al feto. La mayor acumulación de estos ácidos grasos se produce en el último trimestre. Por otra parte, simplemente consumiendo más ácido alfa-linolénico, no aumenta el nivel de DHA en la circulación de la madre o en la leche materna. Para empeorar las cosas, las dietas ricas en ácido linoleico (omega 6), tales como la mayoría de las dietas occidentales, desalienta aun mas, la pequeña conversión de los ácido alfa-linolénico (omega 3) en DHA.
Los bebés de madres que habían consumido DHA regularmente durante el embarazo tienen mayores niveles de DHA que los bebés de madres que consumen poco DHA. Estos niños también tienen más DHA en su grasa corporal, lo cual proporciona un seguro contra una posible ingesta baja después del nacimiento. El comienzo de la vida con mayor DHA es una ventaja para el lactante, cuyo cerebro crecerá por lo menos durante los próximos dos años.
La alimentación de lactantes
Las madres que amamantan a sus bebés proporcionan AA y DHA en la leche. La cantidad de AA en la leche materna es bastante constante entre las mujeres, pero el DHA varía ampliamente, dependiendo de la elección de los alimentos de la madre. Las madres que comen pescado o consumen aceite de hígado de pescado, durante la lactancia tienen mucho más DHA en su leche – hasta 10 veces más – que las mujeres que no comen pescado.
Los bebés alimentados con fórmula obtendrán AA y DHA sólo de las fórmulas que tienen estos ácidos grasos añadidos a ellos. Muchas fórmulas están ahora disponibles con AA y DHA y estas son preferibles a las que carecen de ellos. En algunos casos, las cantidades de DHA en la fórmula infantil, son más altos que la leche materna de algunas mujeres. Usando complementos alimentarios de fórmula se asegura que el bebé reciba los ácidos grasos necesarios para el continuo crecimiento del cerebro. Aunque es deseable que se alimente al bebe con leche materna ya que la madre al alimentarse con estos ácidos grasos, por ejemplo a través de aceites de hígado de pescado, pasaran directamente a la leche materna.
Los recién nacidos prematuros tienen menos grasa corporal al nacer y han tenido menos tiempo para acumular AA y DHA de la madre. Como resultado, estos niños nacen con menos de estos ácidos grasos y son alimentados con fórmula especial que contiene AA y DHA. Una vez que estén listos para la fórmula infantil normal, es preferible que se siga proporcionando la fórmula que contiene DHA y AA.
Edad de procrear
Las mujeres favorecen su propia salud y a tener un embarazo saludable teniendo hábitos alimenticios saludables. Por esa razón, los alimentos ricos en omega-3, especialmente DHA y EPA, deben ser una parte importante de una buena nutrición. Antes del embarazo, las mujeres que consumen pescado u otros alimentos con estos ácidos grasos garantizarán su disponibilidad desde las primeras etapas del embarazo hasta el parto. Después del nacimiento, mantener una buena nutrición cumple con las exigencias de la lactancia materna y ayuda a reponer los nutrientes que se reducen durante el embarazo.
Las mujeres que ya han tenido uno o más hijos tienen menos de DHA y EPA disponibles para un nuevo embarazo. Se ha demostrado que las mujeres que han tenido varios hijos tienen menos DHA en los tejidos que las mujeres que tienen su primer bebé. A menos que estas pérdidas se sustituyen por el consumo de pescado y mariscos o de otras fuentes de DHA y EPA, menos cantidad de estos ácidos grasos esenciales estará disponible para un nuevo embarazo.
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